Cansancio y datos
El primer trimestre del 2021 ha pasado sin darnos cuenta. Hoy, en la mayoría de las empresas, y entre ellas la nuestra, se trata de ofrecer el mejor servicio posible mientras se van resolviendo múltiples situaciones excepcionales que la pandemia nos ha ido trayendo; bajas por confinamientos (un goteo que no acaba), situaciones complicadas de arrendatarios que es necesario resolver, normativas que cambian sin parar; y en especial un cansancio y un desánimo creciente que nos afecta a todos y que esperamos que estos días de Semana Santa hayan conseguido darle la vuelta.
Como siempre, y para situarnos, querríamos dar unos cuantos datos. Algunos curiosos y que sirven para enmarcar donde estamos:
– En Amat el año 2020 trabajamos 20.000 horas menos que en 2019 como consecuencia de las personas que tuvimos en ERTE durante aproximadamente 6 meses; la mayoría del Departamento Comercial.
– Debido a los cambios en la regulación del alquiler estuvimos tres semanas sin poder publicar los inmuebles (sumadas las semanas de confinamiento sin poder visitar fincas).
– Con menos de 9 meses disponibles para hacer visitas conseguimos hacer más nuevos contratos de alquiler en 2020 que en 2019.
– La morosidad del alquiler, a pesar que hay familias que lo están pasando mal, nos ha aumentado un poco, pero estamos en un porcentaje bajísimo. En 2019 estábamos a un 0.01% y acabamos el 2020 con un 0.69%
– Renovaciones: nuestra media decía que el 85-95% de contratos se renovaban, pero en 2020 la media no ha llegado al 60%. En gran parte provocado por los propietarios que ha preferido que se aplicaran las prórrogas COVID y las prórrogas legales, para ver que panorama quedaba en un futuro.
– En relación a las renuncias de contratos de alquiler en vigencia, hay un aumento inapreciable; en 2019 tuvimos 303 y en 220 fueron 306.
– En nuestro caso, los precios de alquiler en la ciudad de Barcelona han bajado un 5%. En cambio, en la primera corona están más o menos estabilizados, con una corrección a la baja de menos del 1%. Esta tendencia ya se veía antes de la COVID.
– Es cierto lo que dicen los medios de comunicación, muchas familias se quieren trasladar fuera de la ciudad donde los espacios son más grandes y más saludables. En nuestro caso esto quiere decir salir de Barcelona hacia Sant Cugat del Vallès, Sant Just Desvern y su entorno.
– Los precios de los proyectos de obra nueva que comercializamos, principalmente fuera de Barcelona ciudad, se han mantenido y los ritmos de venta han bajado de los 7 inmuebles al mes a los 4 inmuebles vendidos de media. Hay que destacar que un número significativo de proyectos llegan al momento de las entregas con inmuebles aún por vender.
– Las viviendas de obra nueva de promociones en la ciudad de Barcelona cuestan de vender por dos razones. Son promociones con viviendas pensadas para compradores extranjeros. Y en cuanto al precio hay bajadas de precio (no publicadas), a veces importantes, que se producen durante la negociación, hecho más favorable al posible comprador.
– Un dato que consideramos muy positivo es que en obra nueva estamos escriturando sin problemas casi el 100% de las operaciones concretadas desde hace 2 años. Si nos ha caído alguna ha sido por enfermedad, separaciones o compradores con negocios directamente afectados por la COVID.
– En el caso de la segunda mano hemos hecho más operaciones que en 2019 a un precio medio de venta significativamente superior.
Con todos estos datos nuestra visión en relación al 2020 no pude ser otra que esperanzadora. A pesar de esto, hay temas que nos preocupan muchísimo, y hemos repetido repetidas veces, que tiene que ver con la seguridad jurídica y con las decisiones de la Administración que consiguen unos resultados contrarios a los que en teoría se pretende.
Somos conscientes que existe un problema social en relación a la vivienda que afecta a muchas familias, pero no nos cansamos de decir que la solución del problema no son las medidas que se están haciendo, sino impulsar la construcción de vivienda social. Una acción que tendrían que hacer las Administraciones, tendrían de haber hecho hace años, y no se ha hecho. Tampoco se ha conseguido hacer mediante una colaboración público-privada como se hace en tantos y tantos países de nuestro entorno. Hay el suelo, hay el dinero… ¿cómo puede ser que no salga?
Y mientras no avancemos seguimos legislando y legislando medidas que tienen efectos contrarios. Se obliga a limitar el alquiler a través de la aplicación del Índice cuando los precios de mercado están más bajos que el propio Índice. Todo este cumulo de normativas y presión saca pisos del mercado de alquiler y los lleva a la venta, especialmente en Barcelona, ahuyenta a los pequeños inversores tradicionales de pisos (la mayoría que compraban pisos y edificios para destinarlos al alquiler).
Paralelamente crecen los pisos en oferta con figuras arrendatarias que no tienen ninguna legalidad hoy, los contratos de 11 meses, los ficticios por temporada, etc.
Como siempre “castigamos” a los propietarios que lo hacen bien, y en cuanto a los que lo hacen mal miramos hacia otro lado.
¡Así no vamos bien!
Immaculada Amat
Presidenta de Amat Immobiliaris